jueves, 2 de julio de 2015

SOBRE LA HUMILDAD


No soy el presidente más pobre. El más pobre es aquel que necesita mucho para vivir”, dijo alguna vez José Mujica, ex-presidente de Uruguay. Este hombre siguió viviendo en un rancho, con sus perros, manejando su viejo Wolskwagen , siendo el primer mandatario de su país. Decía, con peculiar humor, que detestaba las corbatas porque eran “trapos inservibles que le apretaban el cuello”. Su historia es, indudablemente, un homenaje a la humildad.
Quien crea que puede sojuzgar la voluntad de otros en base a su “poder” económico, a partir de sus prejuicios sociales, raciales, o de cualquier otra índole que le haga creer, equivocadamente, que se encuentra por encima del resto, es nada más que la triste antípoda de lo que significa ser humilde. El ejercicio de la humildad conlleva renuncia, desapego, ser humilde es cargar con lo suficiente, en las maletas, porque estamos de paso y porque nada nos llevamos.
Los grandes líderes mundiales, los que dejaron una huella en la historia de la humanidad, son ejemplos de humildad. Puedo citar muchos casos de hombres notables, humildes, que se enfrentaron a quienes pretendían dominar al mundo a su antojo, por soberbia y vanidad,  seres únicos como Mahatma Gandhi que con una humildad, incomparable, promovió toda una campaña para liberar a la India del dominio inglés. Lo logró sin violencia, convocó a miles de hombres y mujeres en la “Marcha de la Sal” tomando como símbolo la rueca, que se convirtió en el ícono de una lucha donde la humildad pudo más que la soberbia del Imperio británico.
Conozco mucha gente y tengo la fortuna, el gran privilegio de compartir con gente humilde que teniendo mucho, jamás perdió su esencia y, mucho menos, olvidó  sus raíces.  Por qué no citar a Paolo Guerrero, en nuestro medio, a este gran futbolista  y de quien poco se conoce su entrega,  desprendimiento y generosidad con quienes más lo necesitan. Lo he visto, muchas veces, involucrarse, sensiblemente, con el dolor, las carencias de gente  que ve en él a un amigo y no sólo a un ídolo.
Creo que se alcanza la humildad, cuando se vive en armonía con nuestro mundo interior. Cuando uno llega a aceptar sus propias debilidades y limitaciones, sin atisbo de frustración, sino reconociéndose como un ser humano vulnerable que no es el centro del Universo, sino parte de él.
Nos pasamos la vida, la mayor parte de ella, queriendo maquillar nuestras carencias. Eso se llama MISERIA y no hay nada peor que darnos cuenta  de lo pequeños que podemos ser cuando nos hemos tomado el 90% de nuestra existencia en frivolidades. Empecemos a descubrir AHORA…que lo esencial…es invisible a los ojos. Puede que mañana, sea tarde. Hagamos de nuestras vidas un himno a la humildad.